domingo, 13 de noviembre de 2016

Trump: el tema político de la semana

Desde las elecciones de EEUU, me puse a juntar aportes, comentarios, y documentos sobre el tema, con el objetivo de compartir algunas conclusiones en mi blog. Claro es que no esperaba que se alargara tanto la entrada, pero hay mucha información y data.
Me encontré con mucha gente horrorizada, como si Atila hubiera entrado de nuevo a Roma; con comentarios, notas y artículos por todos lados –sesudos y de los otros-, que inevitablemente, te llevan a la popular frase: con el diario del lunes, todos somos sabios y expertos, añadida a nuestra proverbial y global sabiduría.
Algunas preguntas:
¿Se justifica tanto horror?
Está claro que Trump es desagradable (bravucón, misógino, xenófobo, y algunas linduras más), además de Republicano, y que Hillary Clinton es mujer, políticamente correcta, además de Demócrata, lo que es visto, en general, con mayor simpatía, pero de ahí a sentir que el mundo, la libertad, la justicia, etc. están amenazados por la Bestia, es, por lo menos, exagerado. Si revisamos sin mucho detalle, la historia de los EEUU, tampoco da como pensar que el Imperio iba a ser mucho mejor con Hillary que con Trump. Para no irnos muy atrás, empecemos con las bombas atómicas sobre Japón, sigamos por Corea, Vietnam, y tantos otros, sin olvidar a Siria, justamente bajo la conducción de la misma Hillary y Obama. ¿Por qué Imperio iba a dejar de ser lo que ha sido históricamente? Personalmente, no tenía mayores expectativas, más allá de lo atípico de esta elección.
¿A quién perjudica que Trump haya sido elegido?
También se ha dicho mucho sobre esto, más allá de que no es sencillo tener certeza sobre qué hará de todo lo que declamó en campaña una persona que no viene de la política (o sea que no tenemos referencias claras), que es un multimillonario sin equipo político (ha puesto a gente de su familia a llevar la transición), y que no es mismo hablar que llevar a cabo. En realidad, si a alguien cayó mal el triunfo de Trump es al sistema financiero, a las bolsas y, más cercanamente, al proyecto de Macri, que apostó, a semejanza del modelo chileno, a la apertura, al endeudamiento financiero, a una economía de “commodities” y servicios, en lugar de desarrollar la capacidad industrial y el mercado interno. Por ejemplo, prefirió los TLCs (Tratados de Libre Comercio) al Mercosur. Sintéticamente, la  campaña de Trump presentó un discurso extremo, prometiendo levantar un muro para terminar con la inmigración mexicana, prohibir la entrada de musulmanes al país y deportar a todos los habitantes del territorio de los Estados Unidos que no hayan ingresado legalmente al país. También prometió un mayor proteccionismo económico y un importante recorte de impuestos a los sectores concentrados de la economía con la promesa que esas medidas promoverían la creación de empleo. La bolsa de Japón se desplomó incluso antes de que se confirmar la victoria del republicano y hoy los mercados de todo el mundo reflejarán el cimbronazo causado por los resultados electorales de los Estados Unidos (Página 12 del miércoles). En principio, y por ahora, no se justifican muchas de las preocupaciones que se manifiestan por estos días.
¿Por qué fue elegido Trump?
Una primera aclaración: si el sistema fuera de mayoría simple de votos, Hillary sería la próxima presidenta, porque tuvo más votos; sin embargo, como la elección es indirecta, como Gore frente a Bush, Trump será el Presidente. Esto significa, además, que el millonario debe ser muy cuidadoso con la lectura de la demanda social, y no creer que tiene amplio margen, aun teniendo control de ambas cámaras del Congreso. Sin embargo, su victoria confirma el cambio del esquema político que rigió en Estados Unidos durante los últimos treinta y cinco años, desde Ronald Reagan. El caudal de votos que logró Trump en los Estados del norte indica que los votantes blancos de clase media baja, golpeados por las consecuencias de la crisis de 2008, abandonaron a los demócratas y se volcaron hacia el Partido Republicano. La suma del voto de minorías, mujeres y jóvenes no les alcanzó a los demócratas para repetir el logro de las dos elecciones presidenciales anteriores. La cantidad record de latinos que acudieron a las urnas no pudo compensar la caída en el voto de negros y de jóvenes, que habían acompañado a Obama y no se sumaron masivamente a la propuesta de Clinton. Sin dudas, Trump identificó y capitalizó la frustración y el enojo de segmentos del interior profundo de Estados Unidos que han visto sus condiciones de vida estancadas, o deterioradas, durante las últimas décadas, particularmente desde la irrupción de las políticas neoliberales más extremas y el avance de la desindustrialización. Las estadísticas son contundentes: en 1970 la admirada clase media norteamericana concentraba 62% del ingreso nacional pero hoy representa tan sólo 43% del PIB. Esta tendencia se agudizó con la crisis iniciada en 2008 en el corazón de Wall Street, en que 9,3 millones de familias perdieron su propiedad mientras se otorgaban rescates billonarios al sector financiero. La desigualdad se disparó a niveles alarmantes y, con ella, prosperaron el malestar y el hartazgo con el sistema. A diferencia de Europa, la economía norteamericana se recuperó y crece ininterrumpidamente (aunque a una tasa baja) desde 2010, pero este crecimiento no generó hasta ahora una mejora significativa en la distribución. De hecho, Estados Unidos distribuye mal la enorme riqueza que genera cada año.
¿Qué conclusiones generales podemos sacar?
1.       En términos internacionales, la candidatura de Trump se inscribe en el resurgimiento de las posiciones ultranacionalistas de derecha en los países desarrollados, particularmente en Europa, con una plataforma xenófoba y anti-Estado en un marco de creciente desigualdad. Trump representa la versión estadounidense de la “anti-política”, un mal que también aqueja hoy a nuestra América Latina. (Página 12).
2.       Mi amigo Jorge Bodoc me aportaba que el triunfo de Trump, el Brexit y otros fenómenos similares, son expresión del rechazo de la gente a la globalización. Se expresa como xenofobia y racismo, pero hay un rechazo al establishment globalizador. Estos fenómenos son parte de una crisis de la globalización y del neo-liberalismo. El reclamo subyacente es independencia. Se dice que estamos en un en un punto de inflexión. Los pueblos del "primer mundo" quieren salir de la globalización -y lo comprobé cuando estuve en Mayo en Europa. “Con la Lira estaba mejor”, me decía un ex –alumno. Es cierto que se expresan con formas grotescas y fascistas, en muchos casos, pero en gran manera, les impulsa el anhelo de recuperar la autonomía y con ello "el estado de bienestar". Piden garantizar trabajo nacional, quieren proteccionismo. Quieren que su país vuelva a ser grande. Los sectores progresistas del primer mundo no han tomado este reclamo, siguen creyendo en una "globalización progresista", en mantener la Unión Europea. Pero la globalización es parte del proyecto del neo-liberalismo, un tema que requeriría un análisis aparte.
3.       Para Claudio Lozano (Triunfo de Trump. Primeros interrogantes),“una vez más se ha demostrado que los medios de comunicación, así como las empresas que auscultan la opinión pública, no solo no son infalibles, sino que su influencia parece haber menguado de manera significativa. Al igual que con el Brexit en Gran Bretaña, el triunfo de Trump debe leerse como una nueva manifestación del malestar social frente a los efectos de la globalización neoliberal capitalista, así como respecto a la ficción en que se han transformado las denominadas democracias representativas del mundo occidental. Los impactos de la relocalización industrial y el cambio tecnológico sobre los trabajadores industriales, la ampliación de la desigualdad y el deterioro de las capas medias, así como la cristalización de una casta política de representantes disociada de los representados, han sido factores claves para que los votantes buscaran en un supuesto “outsider” de la política, el modo de cuestionar al establishment dominante.
Pero más allá de esta afirmación, resulta difícil vislumbrar cuál es el escenario futuro a partir del triunfo de Trump. ¿En qué medida estamos frente a una reconfiguración del sistema político norteamericano? Y, ¿en qué medida muchas de las afirmaciones críticas de Trump respecto a los acuerdos de libre comercio, o en materia de política internacional, tendrán correlato práctico en las políticas futuras de la potencia del norte?”
4.       De cualquier manera, va a haber consecuencias negativas para el proyecto neoliberal del macrismo. Hoy es noticia que el Gobierno de Barack Obama decidió no continuar con la tramitación del Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Cooperación Económica y dejó su negociación a cargo del Gobierno del próximo mandatario. El TTP ha sido denunciado ampliamente por efectos nefastos en las economías regionales, en las libertades personales, con una mayor aún concentración de la riqueza, y Macri quería incorporarse a él, como Chile, por supuesto.

5.       Es real lo del punto de inflexión, porque, además, es después de lo del “Brexit”, y antes de lo que pasará en Europa, en Austria, por ejemplo (la Merkel ya lo conoce). Ese contexto debería motivarnos a –a pesar de Macri y Temer- profundizar el trabajo político con los que creen en un proyecto nacional y popular, de integración latinoamericana, más que nunca con México incluido.